EL PAÍS NORMAL DE MAURICIO MACRI --Por Hugo Papalardo


Durante la campaña electoral Mauricio Macri prometió que si ganaba las elecciones presidenciales la Argentina se iba a convertir en un país normal. Como todos sabemos Macri fue electo presidente, ahora bien; a un mes de gobierno podemos realizar un modesto y absolutamente subjetivo análisis de las medidas tomadas por MM y la alianza conservadora Cambiemos, para transformar a la Argentina desde su mirada, en un país normal.
Comienzo a enumerarlas: 
Pedir una cautelar para asumir un día antes de lo previsto
desconocer al Parlamento no llamando a sesiones extraordinarias porque su composición surgida del voto popular no le da mayorías legislativas,  
gobernar por decretos de necesidad y urgencia sin que haya ninguna necesidad y urgencia a la vista, iniciar una caza de brujas ideológica entre los empleados públicos, 
nombrar jueces de facto en la Corte Suprema, nombrar embajadores de facto sin acuerdo del Senado, renunciar a tener una politíca de Estado en ciencia y tecnología entregando el programa satelital a empresas extranjeras y despidiendo a investigadores del INVAP,
 desintegrar por decreto la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual e interviniendo la Afsca favoreciendo al Grupo Clarín, copar el sistema de medios públicos acallando voces disidentes para convertirlo en su propio aparato de propaganda,
 suspender la pauta publicitaria oficial a los medios críticos con la anuencia y servidumbre de las mismas patronales periodísticas.
Por otro lado la quita de retenciones y la devaluación de diciembre produjeron de manera instantánea una transferencia de recursos de los sectores más pobres a los más ricos de la sociedad. Los bienes y servicios disponibles para el conjunto hoy tienen menos compradores de un lado, el de los más vulnerables, y una capacidad de mayor acaparamiento del otro, el de los favorecidos.
Esta revolución conservadora instaurada de manera autoritaria a partir del 10 de diciembre y que actúa de manera profundamente racional favoreciendo a unos y perjudicando a los otros, sólo puede hacerse con represión. En los cuatro meses que duró el lockout agropatronal de 2008 con cortes de ruta y piquetes en todo el país no hubo represión policial y sólo un ruralista recibió una trompada de Luis D’Elía y después se hizo amigo de él. En apenas 30 días de mandato macrista, sin embargo, se cuentan por decenas los trabajadores heridos con posta de goma policial, con una mayor injerencia en los conflictos laborales del Ministerio de Seguridad que el de Trabajo.
Lo que viene tampoco es muy promisorio para las mayorías populares. La inflación anualizada cuando se discutan paritarias en este 2016 será del orden del 50 o 60%. No se sabe todavía porque Macri decretó la intervención del Indec y el nuevo gerente a cargo que antes daba por Clarín el IPC-Congreso con los precios de dos supermercados, tuvo un súbito ataque de responsabilidad y admitió que no está en condiciones de hacerlo público, pese a contar con una estructura nacional vigente y activa que reúne personal altamente capacitado. 
 
Para los trabajadores, Macri prepara el rebenque de la desocupación. Ya lo avisó Alfonso Prat-Gay: tendrán que elegir entre los aumentos y el nivel de empleo en cada rubro. No es una extorsión, es lisa y llanamente una descripción del futuro inminente. Es atroz, pero es así: el modelo que Macri lleva adelante con los CEOS de las principales multinacionales en su gabinete cierra con salarios bajos, y la garantía de que eso ocurra es una desocupación fabricada de dos dígitos desde el propio Estado, porque si el Estado despide, hasta el momento unos 18.000 trabajadores estatales quedaron en la calle, también lo están haciendo las empresas privadas como ocurrió hace unas horas con los 300 trabajadores de la Línea Área Sol que fueron despedidos, porque los privados que entienden la señal y siempre creen que tienen planteles sobredimensionados.
¿Y por qué se necesitan salarios bajos? Para producir más barato, podría ser una explicación. No es eso, solamente. Con menos salarios se consume menos en el mercado interno y quedan más productos liberados para exportar, además producidos con menor costo salarial.
Ahora bien, las políticas para convertir a la Argentina en un país normal insertado en el mundo del anarco capitalismo financiero según el programa de Cambiemos, para ser implementado y que perdure en el tiempo lo necesario para cristalizar la regresión distributiva que buscan las cámaras empresarias alineadas con el gobierno, necesita de un mecanismo del que pocos –obviamente– hablan: el cepo informativo. La derecha política y económica necesita desconectar las causas de las consecuencias e instalar un relato ante la sociedad que produzca miedo y parálisis y, sobre todo, desorientación social, donde cada uno ande por su lado, sin relacionar lo que sufre con las decisiones políticas y económicas que hacen posible el dolor.
 
El chivo expiatorio que promueven es el kirchnerismo, un sujeto social que sería fanáticamente hostil al nuevo modelo de acumulación económica de los dueños del poder y del dinero. Desde los nuevos medios oficialistas se trabaja en esta operación a destajo y sin el mínimo disimulo. Podemos decirlo, también: brutalmente. El kirchnerismo sería, en el relato macrista validado por los columnistas de los diarios Clarín y La Nación, una especie extirpable del conjunto ciudadano, como lo proponía aquel decreto 4161 de la Revolución Libertadora que prohibía mencionar a Perón. Prometen que es con ellos, con los kirchneristas, con los peronistas, el problema.
Asimismo el otro eje de campaña de Cambiemos era que se iba acabar el relato monocorde construido por el kirchnerismo durante 12 años para dar lugar a la tan mentada pluralidad de voces. ¿Pero qué sucedió finalmente? Censuran a Víctor Hugo Morales, a 678, a la Nacional Rock, a Radio Nacional AM870, a Tiempo Argentino, a Página 12 y a todos los medios antimonopólicos porque contradicen –cada uno a su modo, con distintas improntas, no todos son iguales–, el modelo de país corporativo que Macri aplica y se diseña entre los accionistas de un puñado de empresas cuya única bandera es la de rentabilidad.
La reformulación del país de todos a uno que deja afuera de los derechos a un tercio de la población necesita el silenciamiento de profesionales como VHM, porque lo que él y otros tienen para decir resulta inaguantable a los oídos de los dueños del poder y del dinero, y porque esa prédica actúa como despertador de las conciencias ciudadanas y les explican los hechos.
Para finalizar podemos asegurar que el proyecto que encabeza Macri es un modelo de ajuste y de concentración económica que sólo se puede implementar con represión, con blindaje mediático, con el partido judicial de aliado y ahora hay que sumarle la criminilización de la protesta con la detención de dirigentes sociales opositores como Milagro Sala, que se convierte en la primera presa política del gobierno macrista y que opera a modo de disciplina miento y revancha de clase. Porque detener a alguien por acampar en una plaza pública para hacer un reclamo cuando el mismo presidente se mostró en plena campaña antes del ballottage en las carpas que durante meses se mantuvieron en plena 9 de Julio para hacer visibles los reclamos del pueblo Qom es por lo menos un insulto a la inteligencia de todos y de todas. La detención de Milagro es sin dudas una acción ejemplificadora frente a la movilización constante de quienes no piensan dejar pasar los decretazos de cada día, el cierre de programas, los despidos masivos, la brutal transferencia de recursos a los sectores más poderosos mientras el salario adelgaza y se acusa a trabajadores y trabajadoras de ser la grasa que sobra en el cuerpo del Estado. 
 
Ante este panorama todos los ciudadanos/as tenemos que estar muy alertas, movilizados y conscientes porque el país normal que nos propone el macrismo es hacer de la Argentina un país cuya desigualdad vaya en alza y se asemeje a otros de la región donde se produce barato y se vende caro al exterior para beneficio de unos pocos y perjuicio para los muchos que no pueden consumir esos mismos bienes que el país produce, en síntesis quieren atrasar el reloj de la historia y que volvamos a la Argentina de los ’90 o del 2001 pero lamentablemente para sus intereses hay un 49% de la ciudadanía empoderada durante los 12 años del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner que va a resistir las políticas de ajuste, represión y miseria que quieren imponer el poder real - los grupos concentrados de la economía y los medios hegemónicos - y su gerente el presidente Macri. 
Hugo Marcelo Papalardo
Junín de los Andes, 18 de Enero del 2016
https://www.facebook.com/hugo.papalardo.33?fref=nf 

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